miércoles, 13 de marzo de 2013

Caquis.

Hay algo que te dice que esto va mal, y es el silencio. Es el tener muchas cosas que hablar y acabar por no decir nada, porque no sabes cómo soltarlo todo. Que te quiero por cómo eres y te odio a la vez por el mismo motivo. Fácil. Espera, ¿fácil? No, no es fácil llevar situaciones así, en los que los silencios dicen más que todas las palabras que puedas escupir por la boca. Estoy cansada de este juego en el que, de alguna manera yo salgo perdiendo. Y es así porque siento que esto no va bien, que lo que falla en sí, eres tú. No puedo pensar el día que me faltes, pero por lo que puedo observar, tengo que ir haciéndome la idea. No soy yo, eres tú. Al no saber llevar esto, al no saber quererme, al no saber cómo cuidarme. Pero tú no tienes la culpa. ¿O sí? Sea como sea, me conoces y no tengo paciencia alguna. Puedo hartarme en cualquier momento y valorar más mi felicidad que la tuya. Es duro no saber qué hacer para que esto mejore cuando la solución la tienes tú. Que te quiero, sí, pero no puedo estar preocupándome por algo que yo no puedo arreglar. Eres tú el problema. Eres tú la solución. Soy yo la que desea que te encuentres de una vez y te esmeres en llevar adelante lo que decidiste empezar.

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