martes, 11 de junio de 2013

Berenjenas.

Miranda era una chica transparente, sencilla. Ella vivía su vida intentando disfrutarla lo máximo posible. Un día llegó a casa del trabajo y vio que su gato había manchado todo. Miranda miró al gato y se puso a llorar. Se sentó en el suelo mirando hacia abajo, sujetándose la cabeza con las manos. Entonces se dio cuenta y paró de llorar. Miranda vio que eso no servía de nada, que estaba perdiendo el tiempo. Se levantó y se puso a limpiarlo todo. En escaso tiempo, tenía todo recogido e incluso dio un beso en la cabeza al gato. Él la hizo darse cuenta de lo valioso que es el tiempo, de lo importante que es luchar segundo a segundo.

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