jueves, 5 de enero de 2012

Nadie como tú.

Nadie podrá sustituirte nunca. Ya puede ser perfecto el pive, que nunca te igualará. Tus defectos, todo lo que tú quieras, pero es que joder, para mí sigues siendo especial. Puede que algún día encuentre otro chico del que también me enamore, pero dudo completamente que te pueda superar. No eres perfecto, lo sé. Más bien eres perfectamente imperfecto, pero es que lo que más echo de menos son tus defectos, tus enfados, tu orgullo. Puede que otra haya ocupado mi lugar, también puede que tú también creas eso respecto a mí, pero es que yo no lo consigo. Han pasado muchos detrás tuya, y créeme que los ha habido con menos defectos que tú, lo que llamarían 'mejores' que tú, pueeees no me han convencido. Tus abrazos me hacían sentirme especial por unos segundos. Con una sonrisa tuya, yo era feliz el resto de la semana feliz. Tus tonterías son las que me alegraban mis peores momentos. Me decías que me querías, a tu manera, claro, porque casi nunca me ponías 'te quiero', así, con todas las letras. A ti te iba más eso de mantener tu orgullo y mi mayor hobbie era bajártelo. Te echo de menos. Sé que ya poco se puede hacer, porque lo nuestro supongo que está más que muerto, pero, vamos a ver, ¿nuestra historia no estaba destinada? Bueno, supongo que el destino se cabreó con nosotros por no hacerle caso y este es nuestro castigo. Aunque no estoy muy segura de si fue el destino el que se cabreó o tú, que no querías que te dijese que esto iba a acabar bien. Mi suerte, como siempre acaba haciendo, me jugó malas pasadas y la boba que terminaba llorando en su habitación escuchando una y otra vez aquellas canciones que le ponían peor era yo. Tú te rayabas, yo igual. Decidimos por nuestra cuenta dejar de pensar en el otro. Tú lo conseguiste. Yo... estoy escribiéndote esto ahora.

No hay comentarios:

Publicar un comentario